Atahualpa, decimotercer Inca y último gobernante del Imperio incaico (Tihuantinsuyo).
Atahualpa era el hijo menor del emperador Huayna Capac y de la princesa Paccha Duchicela. Los estudiosos sitúan su nacimiento en torno a 1497. Se curtió guerreando junto a su padre, quien puso especial cuidado en su formación física e intelectual.
Al perecer su progenitor en torno a 1525, Atahualpa heredó el reino de Quito, a la par que su hermano Huáscar dominaba el reino de Cuzco. Tal división territorial del imperiol propició una disputa sucesoria.
La guerra fratricida comenzó en 1527. Tres años después, Huáscar era vencido en la batalla de Huancavelica, y en 1532 Atahualpa se declaraba victorioso en Quipaypan, proclamándose Inca en el ambicionado Cuzco. Por una fatal coincidencia, ese triunfo militar coincidió con la llegada al Tahuantinsuyu de las fuerzas expedicionarias de Francisco Pizarro, quien se vio favorecido por los seguidores de Huáscar.
El enfrentamiento con los conquistadores fue del todo desfavorable para Atahualpa, quien fue prendido en Cajamarca tras ser diezmadas sus fuerzas. El dramático episodio que sigue a su encarcelamiento es bien conocido: el Inca ofreció un gran rescate a cambio de su liberación, pero Pizarro, influido por Almagro, no respetó el trato y optó por juzgar a Atahualpa. Su condena a muerte favorecía el dominio español y evitaba el riesgo de una sublevación.
Atahualpa era el hijo menor del emperador Huayna Capac y de la princesa Paccha Duchicela. Los estudiosos sitúan su nacimiento en torno a 1497. Se curtió guerreando junto a su padre, quien puso especial cuidado en su formación física e intelectual.
Al perecer su progenitor en torno a 1525, Atahualpa heredó el reino de Quito, a la par que su hermano Huáscar dominaba el reino de Cuzco. Tal división territorial del imperiol propició una disputa sucesoria.
La guerra fratricida comenzó en 1527. Tres años después, Huáscar era vencido en la batalla de Huancavelica, y en 1532 Atahualpa se declaraba victorioso en Quipaypan, proclamándose Inca en el ambicionado Cuzco. Por una fatal coincidencia, ese triunfo militar coincidió con la llegada al Tahuantinsuyu de las fuerzas expedicionarias de Francisco Pizarro, quien se vio favorecido por los seguidores de Huáscar.
El enfrentamiento con los conquistadores fue del todo desfavorable para Atahualpa, quien fue prendido en Cajamarca tras ser diezmadas sus fuerzas. El dramático episodio que sigue a su encarcelamiento es bien conocido: el Inca ofreció un gran rescate a cambio de su liberación, pero Pizarro, influido por Almagro, no respetó el trato y optó por juzgar a Atahualpa. Su condena a muerte favorecía el dominio español y evitaba el riesgo de una sublevación.
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